lunes, 3 de marzo de 2008

Conozco dos caminos para descubrir
las zonas que no veo de mí mismo.
Uno es saber qué rasgos de los otros me irritan
y el otro es el reconocimiento de aquellos
comentarios que me hacen ponerme a la defensiva.

Si paso revista a mis últimos encuentros
puedo saber facilmente lo que me enoja de la gente,
pero si tengo una actitud defensiva
puede ser dificil reconocerlo.

El mejor modo que tengo de detectarlo
es gracias a los siguientes sintomas:contesto
apresuradamente, me siento en la necesidad
de hablar demasiado, y me impaciento
si me interrumpen. Me pongo explicativo y trato
de persuadir. Pero me siento frustrado incluso
si estoy teniendo éxito, como si el daño ya
se hubiera hecho. Pienso aceleradamente y
me resisto a detenerme y a reflexionar, como si
perdiese algo por hacerlo. Siento mi
cara fija y seria. Después de escuchar
el comentario por lo general rehuyo de mirar al otro.
Soy incapaz de tomar el comentario de otro modo
que no sea en serio; las palabras nunca me
parecen ligeras o divertidas. Cuando los
demás se dan cuenta de mi reaccion, puede que
ellos tomen la situación con liviandad. Yo me
siento entonces un tanto incomprendido y maltratado.

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